viernes, 16 de diciembre de 2011

Tiempo & Miedo

¡Es que me desespera! En este minuto no puedo más que hablar de cómo me siento ahora. 
Me siento nerviosa. 
No puedo sacar lo que tengo adentro, porque no sé lo que es. Es difícil... y creo que jamás ha sido tan difícil poder escribir algo. El día fue perfecto y eso me deja con las ganas de que no termine, pero no todos los días son iguales. 
¿Por qué no el día de mañana puede ser mejor aún que éste? Los días son todos distintos y se pasan tan rápido... 
Los años se esfuman frente a las narices pacientes de todos. Algunos están concientes y tratan desesperadamente de atrapar el tiempo en sus jaulas... pero los barrotes no son problema ni obstáculo que impida que el tiempo sea un viajero ingrato. Otros viven despreocupados de la visita de este viajero errante y son quienes luego se lamentan, porque perdieron a alguien y no alcanzaron a decirles cuanto los quierían, porque se dan cuenta de que pudieron haber sido felices cuando no lo fueron y ahora es muy tarde. 
¿Cómo hay que vivir entonces? Ninguna de las dos posiciones es sana... la primera nos deja extenuados y decepcionados y la segunda lastimados y culpables... La clave es encontrar el término medio entre apreciar cada segundo y al mismo tiempo, despreciarlo.
Suena extraño... quizás el que lea esto lo encuentre raro, pero... según yo tengo la razón. 
Como por ejemplo ahora... no debo de torturarme aferrándome a lo que queda de este día y a los recuerdos que ha dejado para siempre em mi corazón... debo agradecer los momentos que viví y dejar el día escapar. Mañana habrá otro. Puede ser más maravilloso inclusive. La vida nos tiene pequeños regalos cada día. 
En este caso debo despreocuparme del tiempo, pero a la vez saberlo vivir. Saber vivir es más importante que vivir solamente. 
Puedo vivir 100 años, pero acaso esos 100 años valdrán más que 17 bien vividos?
Mirar al futuro aveces duele
Y nos asusta muchas veces
Porque no sabemos quienes son los que nos acompañarán, si acaso nuestros amigos actuales y nuestra familia estarán con nosotros para no dejarnos caer. Esa incertidumbre nos hace sufrir muchas veces cuando vemos hacia el mañana, porque es algo totalmente desconocido e impredecible. Lo desconocido siempre atemoriza. Aún a los más valientes.
Entonces debemos sacar la valentía y atrevernos a soñar y a dejar escapar el tiempo aprovechándolo. 
Yo tengo miedo.
Y admitirlo me hace más fuerte.
Admito que tengo miedo y sufro cuando pienso en que en el futuro mis amigos no me acompañarán. 
Tengo miedo de perder mi risa
Tengo miedo de perder mi llanto
Me infunde terror sentir que el tiempo pasa y mi gente se aleja, que quizás existan personas que jamás podré volver a ver. Solo quizás.
Duele mucho, pero el dolor te hace crecer.
Y yo quiero crecer.
Necesito crecer para saber que voy a hacer mañana, que haré con aquel tiempo que me gustaría poseer y poder manejar a mi antojo. Acabo de descubrir un miedo que tenía oculto. Eso es lo que no podía sacar y me costaba tanto escribir. Un miedo. El sentimiento más fuerte (sinó después del amor y el odio) que podemos sentir, porque nos abraza y nos congela... Tiempo y Miedo van de la mano, ambos viajeros ingratos que nos gustaría mantener bajo nuestras propias reglas. Al miedo lo podemos someter, erradicar... suprimir de nuestra alma, pero con trabajo, con dedicación y con voluntad. El miedo a pesar de ser fuerte en el momento de máxima expresión es posible de matar para siempre.
El Miedo es sólo eso.
En cambio el tiempo... 
Eso es más complicado
Porque los miedos son nuestros, son propios
Pero el tiempo no es de nadie 
No lo podemos someter
No lo podemos controlar por más que nos dediquemos 
Así ha sido siempre, el mismo tiempo lo ha dictado así. 
Son 10 para las 8... en que momento? 

Mi día terminó

(Aquí actuó el tiempo)

¿Qué pasará mañana?

(Ahí actuó el miedo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario